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Descubriendo los Sabores Ngäbe en La Coralina

  • Foto del escritor: La Coralina Island House
    La Coralina Island House
  • 17 jul
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 30 jul

Algunas comidas llenan el estómago.


Otras se quedan con vos—porque nutren el alma.



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En La Coralina Island House, bajo un cielo rosado y suave, tuvo lugar una cena mágica: Descubriendo los Sabores Ngäbe, una noche dedicada al rico legado culinario del pueblo Ngäbe de Panamá.


Creada en colaboración con Maito, el Proyecto Ari Ugüernrien y las mujeres de la Fundación Mujeres de Río Caña, esta experiencia no fue solo sobre comida—fue sobre historia. Sobre la tierra. Sobre transmitir lo que muchas veces queda olvidado.


La velada comenzó con una conmovedora presentación cultural, un recordatorio visual de que esto no era un espectáculo—era presencia. Desde el primer bocado de pargo cocinado al fuego hasta la última cucharada de chocolate nativo, cada plato contaba su propia historia. Chicharrón de cerdo ahumado, hierbas asadas al fuego e ingredientes profundos y terrosos honraban las técnicas ancestrales transmitidas de generación en generación.



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Nada estaba montado para impresionar. Era generoso, no ostentoso. Seguro de sus raíces. Y eso fue lo que lo hizo tan especial.


Al final de la noche, las líneas se desdibujaron—entre anfitriones e invitados, entre pasado y presente. Ya no estábamos observando—estábamos dentro. Comiendo juntos, escuchando, aprendiendo. Habitando algo real.


Fue una forma distinta de lujo. La que se mide en significado. En presencia.

Esta es la esencia de las experiencias de bienestar holístico en Panamá. No solo tratamientos de spa y silencio, sino vivencias que nos reconectan con lo salvaje y lo sabio. Con la tierra y con los otros.


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Y cuando la noche terminó, lo que quedó no fue solo el sabor. Fue la sensación de haber probado algo verdaderamente raro: un lugar, un pueblo y una noche que no vamos a olvidar.


Aquí, la tradición no solo se recuerda—se invita a la mesa.


 Nos encantaría crear tu próximo retiro—con sentido, y rodeado por el mar.





 
 
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